Mujeres que inspiran • El viaje astronómico de Laura Pérez
Si bien Laura Pérez (39) es reconocida en el mundo científico, ese reconocimiento es fruto del trabajo que ha realizado por años en el campo que más le apasiona: la astronomía. Actualmente, reside en Santiago con su pareja y su hija de 6 años, y cuenta que ha pasado por todas las etapas y los desafíos que implican desarrollar una carrera académica, sobre todo en el ámbito científico: ha vivido en distintos países del mundo y ha tenido que, constantemente, adaptarse a nuevos entornos y culturas. Lo que la mueve siempre es la pasión que, desde que era adolescente, siente por la astronomía.
Su amor por esta disciplina empezó a los 14 años —con una anhelada visita al Observatorio Mamalluca en el norte de Chile—, mientras que su vínculo con la ciencia viene desde la infancia. Envuelta en un ambiente científico que sus padres -ambos ingenieros- cultivaron en su hogar, desde niña Laura vió la ciencia, la tecnología y las matemáticas con cercanía. “En mi casa siempre había libros, conversaciones interesantes de por qué pasaban las cosas y mis papás me mostraron habilidades e intereses relacionados con las ciencias y las matemáticas”, cuenta.
Fue por eso que durante los campamentos familiares en Tongoy, donde la magia del cielo estrellado la cautivaba por completo, a través de un aviso en la calle supo de una oportunidad para participar en un tour por el observatorio astronómico Mamalluca, cerca de Vicuña. Y ese viaje marcó un punto de inflexión. “Me acuerdo que le insistía a mis papás que me llevaran, y me llevaron. Conocimos los cielos del Valle del Elqui y quedamos fascinados. O sea, yo quedé fascinada y pensé por primera vez que habían personas que estudiaban el universo y que era una carrera que uno realmente podía seguir”, explica. A los 14 años, sus ojos se abrieron a esta posibilidad y nació su sueño de convertirse en astrónoma.
Durante su etapa universitaria en la Universidad de Chile, Laura enfrentó incertidumbres y dudas propias. Optó por empezar en el plan común de Ingeniería y Ciencias con la idea de que si realmente se daba cuenta que no tenía las capacidades para la Astronomía, siempre tendría un plan B con algún tipo de Ingeniería. “A pesar de que Astronomía era mi sueño, sentía que quizás no era tan realizable”, dice. De hecho, todos los semestres se planteaba la posibilidad de cambiarse de carrera en el caso eventual de que reprobara alguno de los ramos de astronomía. Sin embargo, año a año los fue aprobando con éxito y con el tiempo fue forjando una seguridad en sí misma y sus habilidades para enfrentar desafíos que hoy le permiten no darle muchas vueltas a los comentarios negativos. “Hay personas muy negativas, y eso te va a tocar si estás en ciencia o si estás en arte. Una crítica constructiva se agradece, pero comentarios malintencionados sobre tu género o tus decisiones, esos sí que molestan. Por suerte a mí se me olvidan rápidamente”.
Este año, Laura fue reconocida con un importante premio internacional en la categoría “New Horizons Prize in Physics” por su trabajo de investigación sobre formación planetaria en el Observatorio ALMA. Es la única profesional de su campo en Chile que ha obtenido este reconocimiento. La astrónoma destaca que a lo largo de su carrera siempre contó con el apoyo de su círculo cercano, especialmente de su pareja y sus padres. “Gracias al apoyo que recibo de mi pareja es que puedo hacer investigación y dedicarme a esto, y tener al mismo tiempo nuestra linda familia y nuestra vida de casa”. Porque como ella y muchas otras mujeres que han optado por carreras en el mundo académico, la incertidumbre de una profesión en este ámbito y los constantes cambios, adaptaciones y horas de estudio que requiere seguir perfeccionándose y aprendiendo, pueden llegar a ser incompatibles con la maternidad o una vida familiar.
De hecho, las profesoras del Departamento de Astronomía de la Universidad en la que trabaja representan una marcada minoría frente a los hombres. Sin embargo, Laura observa que la tendencia ha ido cambiando y que actualmente en sus clases con alumnos más jóvenes, la proporción de mujeres y hombres es casi equitativa. La dificultad es lograr que ese interés por la ciencia no se vuelva incompatible con otros aspectos de la vida para las mujeres en el largo plazo. “Seguir una carrera académica a veces significa muchos sacrificios, como cambiarse de país o de ciudad frecuentemente”, comenta. Pero Laura aclara que ese no es un desafío exclusivo de las mujeres en la ciencia, sino de los profesionales en la academia en general. “Es difícil proyectarse si sabes que pasas de tus estudios de posgrado a tus trabajos de postdoctorado y que tampoco son posiciones permanentes”, explica.
La carrera de Laura se tejió con el tiempo. Ha enfrentado en primera persona los desafíos que vive una mujer en un campo predominantemente masculino y por eso celebra las iniciativas que buscan equidad en la contratación en el mundo de las ciencias en general. “Veo que el tema de equidad también es algo que se considera muchas veces en concursos de contratación. Eso me parece una buena idea, porque si queremos solucionar esta brecha privilegiar a una mujer frente a currículums de igual trayectoria y capacidades, es una forma concreta de abordarlo”, explica y aclara que así como por décadas ciertas cualidades o atributos asociados generalmente a lo masculino se han vinculado con el perfil de un científico “ideal”, el que hoy las mujeres reciban un incentivo adicional le parece justo. “No creo que me haya ganado las cosas por ser mujer. Pero incluso si eso me hubiese beneficiado, elijo verlo como una oportunidad”.
A medida que avanza en el mundo de la Astronomía, Laura disfruta especialmente trabajando con nuevas generaciones de astrónomos e investigadores. Su conexión con estudiantes y colegas le brinda la satisfacción de saber que su labor impacta directamente en el desarrollo de otros profesionales y en la expansión del conocimiento astronómico. “A través de su trabajo puedes ir conociendo todavía más campos de la astronomía”, explica. Un ejemplo concreto es la oportunidad de guiar a estudiantes de posdoctorado en sus investigaciones en el Observatorio Alma. “Es súper interesante, porque ellos me enseñan y yo les enseño a ellos. Así, al mismo tiempo, estamos expandiendo el conocimiento”.