Estar fatigada, poco productiva o desconcentrada en el trabajo son algunas de las señales que indican que podrías estar atravesando el denominado Síndrome de Burnout o del “trabajador/a quemado/a”, una enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Salud y que es derivada del estrés crónico causado por el trabajo.

Si bien el Síndrome de Burnout es un fenómeno universal, investigaciones han demostrado que, por la sobrecarga de roles, han sido las mujeres las que se han visto más afectadas. Un estudio realizado por la consultora McKinsey & Company dio cuenta que un 42% de las trabajadoras afirmó sentirse agotada con frecuencia, versus el 35% de los hombres. La cifra se dispara en mujeres que ocupan puestos directivos. Según la consultora, más del 50% de las ejecutivas reconoció sentir, casi siempre, altos niveles de fatiga mental. A raíz de este estrés crónico, 1 de cada 3 mujeres ha considerado dejar la fuerza laboral o cambiar sus carreras.

Para evitar este agotamiento, el Harvard Business Review recomienda que los empleadores fomenten el engagement laboral; un estado de compromiso y satisfacción caracterizado por altos niveles de energía en el trabajo, dedicación y eficacia. Al involucrarse así los trabajadores tienen la posibilidad de encontrar un sentido, tener más entusiasmo y mejorar sus niveles de inspiración.

Por su parte, la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) recomienda:

 

1. Intervenir socialmente

Hacer acciones en el entorno laboral para que las personas puedan enfrentar mejor situaciones de estrés, como fomentar el apoyo entre compañeros o capacitar para situaciones de crisis.

2. Acentuar los aspectos positivos del trabajo

Destacar los rasgos positivos del entorno laboral para que las funciones adquieran más sentido.

3. Evaluarse internamente

Para erradicar prácticas estresantes, las empresas deben hacer una revisión de las política de personal, analizar los sistemas de comunicación y dotar a los trabajadores de mayor participación para la toma de decisiones.