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¿Nos cuesta más a las mujeres avanzar en nuestras carreras?

 

Ya no es desconocido que, con la pandemia, la participación de las mujeres en el ámbito laboral retrocedió al menos una década. Una cifra brutal que da cuenta de la sobrecarga de roles -trabajo, crianza, casa- que muchas llevan sobre sus hombros y que les impide desenvolverse, por completo, con todas sus competencias en los espacios de trabajo. 

En un escenario así de complejo, avanzar a nivel profesional se hace una carrera cuesta arriba. Pero esta desigualdad no solo proviene de esta época de crisis sanitaria.  Según el estudio “Abriendo la Caja Negra” de la Red de Mujeres de Alta Dirección, los factores que afectan ese avance son múltiples y no solo tienen que ver con asuntos individuales, sino organizacionales y de políticas públicas. 

Según sus datos, sólo el 32 % de las mujeres persiste o tiene una carrera sin interrupciones. Y quienes lo hacen cumplen con ciertas características: tienen apoyo familiar, cuentan con la capacidad de negociar sus horarios, pueden visibilizar sus carreras y hacen foco en tareas y delegan otras. A esto, se suma la posibilidad de insertarse en un entorno organizacional comprometido con el talento femenino, que aplica políticas salariales justas o evalúa el desempeño en cuanto a los resultados. 

“La literatura ha mostrado que el desempeño no es una razón que explicaría por qué las mujeres no persisten o avanzan en sus carreras profesionales. Los verdaderos factores que explicarían el éxito (o la falta del mismo) de las mujeres en su camino hacia la alta dirección, están asociados a aspectos muy arraigados en la cultura. Dicha cultura puede cambiar para aprovechar el valor que aporta el talento femenino. Sin embargo, todo cambio cultural requiere de líderes que inspiren y permitan el avance de las mujeres”, sostiene el texto.