Cómo entrenar finanzas

Cómo entrenar tus finanzas


 

En el entorno económico que vivimos, las mujeres siguen enfrentando una brecha salarial de género, ganando aproximadamente 82 centavos por cada dólar que ganan los hombres. Si bien existen nuevos referentes femeninos en redes sociales que comparten conocimientos sobre finanzas personales, hablar de plata todavía es visto como un tabú, especialmente para la mujer. Por eso, tener educación financiera es un tema clave para poder mantener una rutina de fitness financiero, una de las formas más constructivas y empoderadoras de abordar las finanzas personales.

La salud financiera no se trata solo de tener suficientes recursos, sino de saber administrar las propias finanzas de una manera ad hoc a nuestros objetivos personales y profesionales. Poner en práctica el fitness financiero permite tomar decisiones informadas, prepararse para el futuro y enfrentar situaciones impredecibles de forma práctica, inteligente y consciente.

Pero, ¿qué es el fitness financiero?

Así como en el gimnasio se entrena el cuerpo y al practicar meditación y hacer ejercicios de respiración y mindfulness se puede entrenar la mente para sentir mayor bienestar, el fitness financiero es una de las formas de entender las finanzas personales como una habilidad que se adquiere. Y aunque a veces nos convencemos de que hay personas que tienen una aptitud innata para administrar el dinero o que quienes tienen muchos recursos saben qué hacer con ellos, lo cierto es que si bien la abundancia en muchos sentidos facilita la vida, puede convertirse en una tremenda carga si no sabemos administrar. 

En el libro Financial Fitness Forever, el especialista en finanzas personales, autor y comunicador de educación financiera Paul Merriman, plantea la posibilidad de transformar un estado financiero en rojo a uno sólido y sano sin la necesidad de ganar un premio de lotería ni crear un producto revolucionario que se convierta en record de ventas. Como muchos otros especialistas en management y finanzas, Merriman explica cómo el buen estado de salud en las finanzas es algo que se entrena y que nadie puede dar por sentado. Independientemente del patrimonio que tenga una persona, la realidad es que las necesidades modernas son infinitas y los recursos siempre son limitados. Por eso, incluso quienes tienen un patrimonio abundante podrían tener una salud financiera deplorable o, incluso, habiendo tenido alguna vez prosperidad económica, podrían perderla si dejan de entrenarla.

El fitness financiero es un estado de buena salud cuando hablamos de dinero. Significa tener el control de tus finanzas, comprender de dónde vienen los recursos y saber también a dónde van para poder tomar decisiones estratégicas que fomenten la creación de riqueza y reduzcan los gastos innecesarios. Estar en forma financieramente no se trata de obtener un alto ingreso, sino más bien de administrarlos de una manera inteligente y eficiente. Para eso, distintas instituciones financieras como bancos y organizaciones sin fines de lucro han establecido principios o mandamientos que son clave para comenzar en el camino del fitness y la buena salud de las finanzas.

Los pilares:

  1. El presupuesto personal

Comenzar creando un presupuesto detallado es la base para poner en práctica el fitness en las finanzas. Establecer de forma clara y sistemática cuál es el origen de la plata que recibimos y en qué la gastamos o invertimos es el objetivo principal de un presupuesto personal. En base a esa especie de fotografía del dinero en nuestra vida podemos comenzar a trabajar en los ajustes o cambios que permitan generar más abundancia en el futuro. Utilizar aplicaciones especializadas para crear presupuestos, llevar un recuento digital de ingresos y gastos o simplemente registrar de forma análoga periódicamente y en el mismo lugar -y respetando un mismo formato las entradas y salidas de fondos-, entrega la visibilidad que permite llegar a controlar las finanzas en vez de que sean ellas las que nos controlen.

  1. Siempre un fondo de emergencia

Uno de los pasos fundamentales del fitness financiero y que se repite en la mayoría de las guías, libros y cursos sobre administración de dinero, es la recomendación de tener siempre un fondo de emergencia. Una suma determinada de dinero que está fuera de los límites del presupuesto convencional porque solo puede dedicarse, como su nombre lo dice, a resolver situaciones de emergencia. Si bien no hay un consenso respecto a qué tan grande debiese ser un fondo de emergencia y siempre podemos creer que más es mejor, la recomendación es apuntar al equivalente a una suma que cubra entre 3 y 6 meses de gastos básicos o de mantención según nuestro presupuesto. Este fondo podría llegar a ser el salvavidas que marque la diferencia entre un periodo de dificultad económica y una crisis financiera total que genere endeudamiento y problemas de largo plazo frente a un gasto o una necesidad no prevista. Por eso, es importante que los primeros ahorros se destinen a construir ese flotador de emergencia al que podemos recurrir solo en caso de ser completamente necesario.

  1. Deudas y deudas

Si bien estar libre de deudas es el ideal incuestionable, la realidad es que el endeudamiento en el sistema bancario tiene muchas sutilezas y, para la mayoría, es una parte inevitable de la vida. Por estudios, bienes raíces, problemas de salud u otros temas de fuerza mayor, muchas personas están endeudadas con bancos, instituciones financieras e incluso algunas entidades que otorgan crédito asociadas a supermercados o tiendas de retail. Sin embargo, existen deudas y deudas. Algunas son la vía para solventar necesidades económicas importantes que nos ayudan a vivir mejor, y otras son formas de endeudamiento tóxico que dañan la salud financiera. Las deudas de alto interés, como la deuda de una tarjeta de crédito, por ejemplo, puede perjudicar tremendamente las finanzas personales cuando no se conoce la naturaleza y calidad de ese crédito. Para resolver una situación de deudas malas o tóxicas, una de las posibilidades es la renegociación, repactación y consolidación de las deudas. Al concentrar todo lo que se debe en un único pago con las condiciones crediticias más favorables que podamos conseguir, obtenemos un orden más claro y una mayor seguridad al momento de pagar. Otra de las estrategias que más se recomiendan ante deudas múltiples es aprovechar el “efecto de la bola de nieve”. Es decir, se prioriza el pago de deudas con mayor interés reservando fondos superiores a las tasas de interés más altas para pagar el capital y mantener los pagos mínimos de las demás. Así, se detiene la bola de nieve y dejamos de hacer crecer la deuda y damos prioridad a lo urgente.

  1. Ejercitar las finanzas

Como en cualquier otro aspecto de la vida, para alcanzar un mejor nivel es necesario aprender y practicar. No basta con informarse y conocer sobre temas financieros ni tampoco es suficiente tomar decisiones de inversión, dedicar el tiempo a generar más recursos o gastarlos sin saber qué estamos haciendo o a dónde queremos llegar. El conocimiento y entrenamiento son las dos aristas necesarias para iniciar cualquier camino hacia un estado de salud financiera y, mientras más entendemos los principios financieros y el entorno económico, mejores decisiones podemos tomar para lograr nuestras metas. El conocimiento es poder, especialmente cuando se trata de finanzas, pero si no logramos plasmar ese conocimiento en rutinas, comportamientos y hábitos en relación al dinero, no estamos realmente ejercitando ni aumentando nuestra fortaleza financiera.

Entender las finanzas personales como una forma de fitness permite comprender un punto clave para alcanzar cualquier meta económica: las finanzas son una habilidad que se mejora o se pierde dependiendo de cómo la entrenemos. Si bien está claro que la realidad económica de cada persona es distinta y las consideraciones que hay que tener en términos de expectativas, plazos y resultados varían de caso a caso, abordar el dinero con una actitud de curiosidad, responsabilidad y constante aprendizaje, es el sustrato que comparten la mayoría de los referentes en finanzas, las instituciones vinculadas a la industria y los especialistas que se han dedicado a desmenuzar y entender por qué para algunos la plata corre como el agua entre las manos mientras otros han podido multiplicar sus recursos incluso en las situaciones más desventajosas