dieta mental

Conoce la dieta mental y cómo ayuda a cultivar una mentalidad positiva

Incorporar rutinas positivas a nuestro día e implementar prácticas como el ejercicio, la meditación, la visualización o las listas de gratitud, es sin duda un tremendo logro y un paso en la dirección correcta en el camino del autoconocimiento y la construcción de amor propio. Pero ningún régimen de autocuidado será suficiente si no incluye un pilar fundamental: nuestros pensamientos.

Durante la primera mitad del siglo XX, el autor originario de Barbados, Neville Goddard, planteó el concepto de la Dieta Mental como la base del bienestar emocional y físico. Esta analogía se utiliza hasta hoy para explicar cómo y por qué debiésemos hacer una cuidadosa selección de nuestros pensamientos. 

De acuerdo con la Ley de Atracción, lo semejante se atrae. Aquello que visualizamos en la mente es lo que se confirma en nuestra realidad. Por eso, mantener una cuidadosa selección de qué pensamos y qué nos decimos a nosotros mismos es fundamental para atraer esa realidad que queremos, ya sea en el ámbito personal o profesional. Pero, a diferencia de una dieta tradicional, el objetivo de la dieta mental no es la restricción de alimentos, sino más bien un llamado a observar con qué tipo de pensamientos estamos alimentando nuestra mente. 

La base de una dieta mental positiva no es la prohibición de nada, sino más bien la invitación a adquirir el hábito de monitorear qué es lo que pasa por nuestra mente en el día a día. Lo que ocurre en muchos casos es que logramos incluir prácticas positivas en nuestras rutinas, pero durante el tiempo que no se están practicando estas técnicas continuamos en la misma mentalidad negativa o de pensamientos intrusivos y rumiantes, que contrarrestan el efecto de todo el trabajo positivo que se ha estado haciendo. Y es que, tal como ocurre con los alimentos, esos diálogos internos que inevitablemente mantenemos con nosotros mismos durante el transcurso del día también nos nutren, según explica Goddard, y debiésemos ponerles tanta o más atención que a los alimentos que comemos.

La forma en la que nos hablamos a nosotros mismos es la que determina el tipo de pensamientos que tenemos. Y, a su vez, nuestros pensamientos modelan nuestra realidad. Este fenómeno incluso tiene reconocimiento en la psicología y la neurociencia, y se conoce como priming o pre activación. Se ha demostrado que nuestro cerebro opera bajo un modelo de inhibición-activación según el cual, cuando sostenemos una determinada creencia, estamos generando una predisposición a encontrar en la realidad las pruebas que la corroboran e inhibiendo la visibilización de aquello que la contradice. 

A través de lo que pensamos podemos activar o apagar determinadas conexiones neuronales que nos permiten percibir la realidad de manera diferente. Las personas que cuidan sus pensamientos y su dieta mental, están generando una predisposición hacia lo positivo y lo que quieren manifestar en sus vidas. La prueba más potente está en el día a día. Cuando pareciera que un incidente negativo aislado desencadena un efecto progresivo de sucesos indeseados que tiñen todo el día gris, lo que en realidad sucede es que hemos dejado que un fenómeno específico afecte nuestro estado mental y nos deje operando en la negatividad. El orden de las cosas es muy relevante. Entenderlo es el primer paso para descifrar el verdadero poder de la mente.