La paradoja de la semana laboral de 4 días que mejora el rendimiento

La paradoja de la semana laboral de 4 días que mejora el rendimiento


 

La crítica más dura a la idea de la semana laboral de 4 días —que en Chile se reguló a través de la Ley de 40 horas— es el impacto que esta reducción tendría en la productividad y, como consecuencia, en la economía. Los detractores de esta reducción de las horas laborales apuntan a que menos horas de trabajo son equivalentes a una producción menor que nos pone en una posición de desventaja frente a la competitividad que tendrían países en los que la regulación laboral permite jornadas de trabajo más extensas.

 

Sin embargo, los estudios que existen sobre la extensión óptima de una jornada laboral y los casos de países que han implementado con éxito políticas de reducción de las horas de trabajo muestran que ese efecto negativo para indicadores como rendimiento y producción no solo no es real, sino que, paradójicamente, en muchos casos la productividad de las distintas industrias aumenta a medida que las semanas de trabajo se acortan. En 2019, el gigante de la computación Microsoft, puso a prueba el sistema laboral de 4 días en Japón como parte de un programa piloto que apuntaba a lograr un mejor balance entre trabajo y vida personal entre sus colaboradores. Los efectos fueron sorprendentes: según un artículo publicado por la revista Forbes, las sedes de Microsoft en Japón que pusieron en práctica la semana laboral de 4 días registraron un aumento de hasta 40% en la productividad de sus equipos. Además, se detectaron menores cifras de ausentismo laboral y se redujeron también los gastos energéticos para la empresa.

Puede parecer lejano pensar que efectos tan evidentes y positivos en la eficiencia de los trabajadores sería el efecto en el mercado laboral local. Las diferencias culturales y la idiosincrasia de países asiáticos pueden considerarse como factores determinantes al momento de obtener este tipo de resultados. Un escenario que no se replicaría en países como Chile. Sin embargo, durante el 2022 en el Reino Unido, cerca de 70 compañías pusieron a prueba esta misma estrategia en el marco de una cultura laboral occidental similar a la nuestra. Durante un período de 6 meses los empleadores que participaron en la iniciativa permitieron a sus colaboradores disminuir en un día su jornada laboral semanal. Y este cambio no necesariamente fue acompañado de una disminución de la carga laboral. A pesar de eso, del total de empresas participantes solo 2 registraron niveles de productividad más bajos que los que mantenían durante la semana laboral tradicional de lunes a viernes. Para todos los demás participantes, los resultados obtenidos fueron mantención de la productividad normal o mejoras.

Puede parecer contraintuitivo y se trata de un fenómeno respecto del cual aún se estudian las causas pero, en la práctica, reducir los días de trabajo no se traduce en una menor producción, sino todo lo contrario. Pero, además, se registraron otros beneficios asociados a trabajar menos horas. Los especialistas a cargo del estudio pertenecientes a la Universidad de Cambridge reportaron que más de un 70% de los trabajadores sentía menos síntomas de burnout laboral, un 40% se sentía menos estresado y casi la mitad respondió que sus niveles de satisfacción con su trabajo habían mejorado respecto de los registrado antes de comenzar la investigación.

Debido a los resultados que se obtuvieron durante programa de prueba conducido en Inglaterra, los empleadores participantes decidieron continuar la política de los 4 días y los organizadores de la iniciativa —que combina equipos académicos y de organizaciones sin fines de lucro—, ampliarla todavía más. Este año se está realizando una prueba en el mismo país, pero que incluye a trabajadores de diferentes sectores. Si bien los efectos de la semana laboral de 4 días en las distintas industrias podrían variar, y todavía no se dan a conocer los resultados, hasta ahora los empleadores participantes han reportado de forma preliminar efectos positivos. Sobre todo en el ámbito de la satisfacción profesional. Esto podría convertir a la semana laboral de 4 días no solo en una alternativa más eficiente en términos de producción sino que, además, en una solución para temas contingentes como la renuncia silenciosa, la alta rotación laboral y las dificultades para retener talento al interior de las empresas.