Lola Hecho a Mano: “Somos una marca construida en base a intuición y amor”

Lola Hecho a Mano: “Somos una marca construida en base a intuición y amor”

Florence Valenzuela (28) vive en Pucón con su marido e hija. Haciendo caso a su visión y gusto, creó la marca de ropa infantil “Lola Hecho a Mano”, donde plasma fundamentos minimalistas y una mirada atemporal de la forma en que vestimos. A partir de su marca, Florence plantea un camino de mayor consciencia, con crecimiento orgánico y espontáneo, como en la naturaleza.

 

Nacida en Suiza, Florence Valenzuela siempre más bien autodidacta. No fue a la universidad, estudió sobre la pedagogía Waldorf, también maquillaje profesional, además de corte y confección. Todo lo anterior, sumado a la maternidad, la llevó a desarrollar la marca infantil “Lola Hecho a Mano”.

“Cuando esperaba a mi hija Begoña empecé a buscar ropa y accesorios que me gustaran y no encontré nada en Chile. Siempre tuve gustos más rebuscados y me ha costado encontrar eso aquí. Me puse a ver tutoriales, conseguí una máquina de coser y empecé de cero, con poquitos materiales. Empecé a subir fotos, al principio con capotas y baberos-, y me pedían que hiciera más. Así partió y he crecido sobre la marcha, todo ha sido intuición y pasos naturales”, recuerda Florence.

“No somos una marca pensada con la cabeza”

¿Cómo es Lola Hecho a mano?

No somos una marca pensada con la cabeza. Somos una marca construida a pura intuición y amor, a pura “guata”. Voy creando a medida que observo a mi hija. Al principio, solo hacía ropa hasta los 2 años, luego hasta los 4 y ahora me toca crecer nuevamente, adaptarme. Me gusta la ropa atemporal, y es así como vivimos en casa, no seguimos modas. Me importa que mi hija y los niños que visto se sientan cómodos, que puedan jugar libremente, disfruten vestirse y lo pasen bien.

¿Cómo llegaste a Pucón?

Nosotros crecimos acá. Yo nací en Suiza y Tomás, mi marido en Algarrobo, pero ambos llegamos chicos a Pucón. Cuando nos conocimos nos fuimos a Santiago, estuvimos 2 años y nos fuimos a Suiza, donde estuvimos casi 2 años también. Al volver nos establecimos, y cuando nació la Begoña nos cambió la vida. Tuvimos un parto en casa, una lactancia preciosa, una experiencia increíble en la ma/paternidad. Nació también LOLA y todo fue encontrando su lugar aquí.

Hablemos de la industria de moda infantil en Chile…

Es muy difícil la verdad. No específicamente en el área infantil, sino en general en lo textil. Conseguir materiales, tener buenos distribuidores, estables, responsables, etc. ¡Es un temazo! Las pocas empresas que siguen fabricando textiles en Chile son muy buenas, pero también muy pocas, y eso te obliga a comprar importado. Pero adaptarnos y aceptar lo que tenemos también ha sido una de las grandes ganancias de este último tiempo para mí.

Tanto tu marca como estilo de vida promueven una vida más lenta, ¿en qué acciones y procedimientos lo llevas a cabo?

Para nosotros fue una transición natural. Siempre hemos vivido diferente al promedio, en nuestra burbuja. Nos casamos a los 20 y hemos construido nuestra vida juntos. Nos guiamos por tiempos más naturales, tenemos una huerta y tratamos de reducir al máximo los desechos. No solo sirve reciclar, lo mejor es no comprar de más.

Somos veganos desde que comenzamos la alimentación de Begoña, nos hizo sentido así y la verdad no volvería atrás. El minimalismo es parte de nuestra vida y ha sido el mejor descubrimiento. Comprar menos pero mejor es lo que aplico en LOLA. No es mi objetivo que me compren mil prendas, teniendo un par de básicos y prendas especiales bien confeccionadas y con buenos materiales, se puede armar un clóset perfecto (aplica para grandes y chicos).

¿De qué manera LOLA apoya a otras mujeres de la zona?

Somos 3 mujeres trabajando en LOLA y pronto seremos 4 (ojalá). Ha sido un camino espontáneo y me encanta. Espero continuar por esa línea, aunque no es excluyente.