Mujeres que inspiran • Pilar Carvallo, investigadora cáncer de mama
Hace 22 años que Pilar Carvallo está a cargo de una investigación que busca determinar si existen mutaciones genéticas que generan una predisposición al cáncer de mama y cómo reconocerlas. Pero la carrera de esta investigadora, graduada de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Chile, comenzó antes de eso.
Llevaba más de 10 años trabajando en el campo de la genética cuando, en 2000, y a raíz de una propuesta que recibió de un grupo de médicos especialistas, decidió enfocar sus esfuerzos en obtener nueva información científica respecto del cáncer de mama. Conocimientos que permitieran mejorar los pronósticos para pacientes, generar diagnósticos todavía más precoces e, incluso, adelantarse al desarrollo de la enfermedad identificando predisposiciones genéticas. “Vi una gran oportunidad de entregar información a las pacientes y las familias respecto de las mutaciones genéticas que tienen”, comenta.
Para ella, ser parte de una investigación de larga data como esta ha sido una experiencia tremendamente gratificante, aún cuando no ha estado exenta de dificultades. Y es que una de las principales barreras que ha enfrentado —y que es también la realidad de otros proyectos científicos— es la falta de financiamiento para el desarrollo de la ciencia. “Por años ha existido un bajo presupuesto para las investigaciones científicas, y eso hace que desarrollar investigaciones más profundas, más masivas y más exhaustivas sea muy difícil. Con los fondos que recibimos no era suficiente para hacer una búsqueda profunda de los genes. Y eso era lo que se requería”, cuenta.
Al contar con presupuestos considerablemente más bajos que laboratorios en el extranjero, las investigaciones en Chile compiten en desventaja por publicar en revistas especializadas de renombre internacional, algo clave y determinante en el ámbito de la ciencia y la investigación académica en general. “Genera mucha desilusión porque pasa esto por falta de dinero, no por falta de capacidad intelectual o tecnológica”, explica.
Además, Pilar cuenta que a la falta de recursos se suma el hecho de que las cosas en la academia suelen ser más difíciles para una mujer. “Se ha investigado mucho sobre este tema y existen muchas publicaciones al respecto”, explica. Y es que el género del investigador pareciera influir directamente en cuán receptiva será la comunidad científica de los avances y descubrimientos obtenidos. “Cuesta mucho más que las investigaciones y los papers sean aprobados y publicados cuando vienen de mujeres científicas”, comenta Pilar y aclara que se trata de un problema transversal que no solo afecta a países en desarrollo o de nuestra región. Un sesgo que perjudica a la mujer científica es una especie de secreto a voces, pero que, cada vez más, se aborda entre colegas y equipos de investigación. “Nosotros en la universidad hemos conversado mucho sobre este tema, sobre lo difícil que es para las mujeres que nuestras carreras y nuestras investigaciones sean reconocidas y que nuestro currículum sea evaluado con la misma vara que se usa para evaluar a un hombre”. dice.
Pero, a pesar de las dificultades, Pilar se siente orgullosa del camino recorrido en estos 22 años. Y de los logros que ha obtenido. “Siento que lo logré. He tenido una muy linda carrera académica, con una buena cantidad de papers publicados.”, comenta.
Recuerda que cuando inició sus estudios de posgrado, muchas de sus colegas no se atrevían a embarcarse en un doctorado o dedicarse a la investigación, producto de ciertos paradigmas culturales. “No se incentivaba a las mujeres a seguir este tipo de carreras, porque se creía que había que pasar muchas horas en el laboratorio y que eran incompatibles con la vida familiar”. Una experiencia que para ella fue diferente, en parte porque su mamá siempre la incentivó a desarrollarse y a estudiar. Y eso la marcó desde una temprana edad.
Durante los más de 30 años que ha vivido inmersa en el mundo de la academia, Pilar ha observado importantes cambios en la mentalidad de las mujeres que deciden aceptar el desafío de un doctorado y una investigación. Pero también ha habido una importante transformación en los hombres. “Ha cambiado mucho la visión de los roles en la familia y actualmente todo es mucho más compartido, como debe ser”, comenta. “Eso ha ayudado a que más mujeres entren a doctorados y desarrollen una carrera académica”. Si bien dice que aún falta mucho camino por recorrer en este aspecto, las observaciones de Pilar dan cuenta de cómo no son las mujeres las únicas responsables de dar pasos en la dirección correcta. Se requiere apoyo y cambios transversales en la mentalidad de todos los involucrados para avanzar en el camino hacia la paridad de género y un trato igualitario.