por que nos cuesta ser compasivas

¿Por qué nos cuesta ser compasivas con nosotras mismas?


 

La compasión podría definirse como la capacidad de tratar a otros sin juicios incluso cuando cometen errores, aceptando sus imperfecciones. Se trata de prestar atención a las emociones de los demás y validarlas. El problema es que, para la mayoría de las mujeres, ser compasivas con otros resulta muchísimo más fácil que adoptar esta actitud hacia sí mismas. Y de acuerdo con una cita del propio Dalai Lama: “No podemos obtener paz en el mundo externo si no tenemos paz con nosotros mismos”. Por eso, aprender a practicar la autocompasión es fundamental para el propio bienestar.

Kristin Neff, Ph.D en psicología de la Universidad de Texas, en su libro Self-Compassion explica precisamente que las personas, en general, tienen dificultades no con la compasión como emoción hacia otros, sino que, como práctica hacia sí mismas. Esta dificultad es una característica que compartimos casi todos los seres humanos. Tendemos a ser muy autoflagelantes. Aún cuando entendemos y somos capaces de sentir compasión hacia otros, no aplicamos esta misma emoción hacia nosotros cuando cometemos errores, cuando no logramos cumplir objetivos que nos hemos propuesto o cuando sentimos que hemos fallado.

Muchas mujeres confunden el ser autocompasivas con egoísmo o incluso con ser narcisistas. Sin embargo, sentir compasión por sí mismas está lejos de ser ni lo uno ni lo otro. Es precisamente la autocompasión y el perdón hacia uno mismo lo que nos permite vivir en un estado de paz y calma interior aceptándonos tal como somos y esto, naturalmente, se traduce en un trato más amable con los demás. 

Además, en muchos casos, la crítica y el juicio, son la tendencia natural frente a un fracaso o una meta no cumplida. El auto castigo es por lo general la primera reacción. La buena noticia es que la autocompasión es una habilidad que se puede desarrollar entendiendo los 3 componentes de este concepto desarrollados por Kristin Neff en su libro. 

 

1. Reemplaza el juicio por una actitud considerada y comprensiva reconociendo la pena, el dolor o la frustración que se siente ante los objetivos no cumplidos.

2. Entender y aceptar que nuestras emociones negativas son naturales y parte de la experiencia que compartimos todos los seres humanos.

3. Aprender a vivir las emociones negativas en equilibrio. Sin suprimirlas pero tampoco quedándonos estancados en la tristeza, el duelo o la rabia.

 

Entender que no solo los demás cometen errores y merecen ser perdonados es clave. Porque equivocarse es parte de la experiencia humana y ser autocompasivos es, precisamente, aceptar y honrar esa humanidad. Las cosas no siempre saldrán como hemos planificado. De hecho es muy probable que nos enfrentemos a frustraciones, dificultades, nos veamos enfrentados a nuestras propias limitaciones y no logremos alcanzar nuestros objetivos antes de poder cumplir nuestras metas.

En la medida en que sepamos aceptar esa realidad de forma compasiva, el camino será más amable para nosotros y quienes nos rodean. La autocompasión puede ser una herramienta que nos ayuda a lo largo de la vida para enfrentar las experiencias difíciles con una mayor sensación de paz y bienestar. Significa ser amable y comprensivo ante los errores que naturalmente todos cometemos. Porque, después de todo, ¿quién dijo que éramos perfectos?