positivismo toxico

Positivismo tóxico e invalidación emocional

Ser positivos es, sin duda, una cualidad. Poder ver el lado bueno de las cosas, incluso en momentos de crisis, nos permite enfocar la atención en lo que podemos hacer para mejorar la situación y no estancarnos en lo que no resultó como esperábamos. Sin embargo, obligarnos a ver el vaso medio lleno ante cualquier circunstancia se puede convertir en una forma de positivismo que, lejos de contribuir al bienestar, genera más confusión, frustración e incluso emociones como tristeza o rabia. 

El positivismo tóxico es un concepto que surgió en el mundo de la salud mental hace varios años pero que en 2020, y a raíz de la pandemia COVID-19, tomó mucha fuerza. En medio de una de las crisis de salud más grandes que hemos experimentado, las redes sociales se plagaron de mensajes que instaban a las personas a mantener una actitud positiva cuando, en la realidad, muchas experimentaban la pérdida de seres queridos. Y de eso se trata precisamente el positivismo tóxico: es una forma de invalidación emocional a través de la cual reemplazamos las emociones negativas que surgen con una actitud positiva que no es genuina. 

Seguramente cuando hemos enfrentado algún problema o situación compleja hemos recibido muestras de apoyo de nuestros cercanos plasmadas en expresiones como “todo pasa por algo”, “mira el lado positivo” o “con actitud positiva todo se puede lograr”. Quizás nosotros mismos hemos repetido este tipo de frases con las mejores intenciones a nuestros amigos o familiares cuando ellos han tenido que enfrentar un problema. Y es que, incluso cuando estos mensajes se entregan con la intención de ser alentadores, los efectos de forzarnos a ser positivos en la adversidad pueden ser tremendamente perjudiciales. 

Un grupo de investigadores de la Universidad de Stanford en California realizó un estudio que monitoreó a una muestra de personas durante 10 años. Los resultados de la investigación indicaron que negar los sentimientos negativos como una forma de enfrentar problemas se vinculaba a un mayor riesgo de presentar síntomas depresivos en el futuro. Y, el efecto contrario, se produce cuando aceptamos nuestras emociones, incluso las negativas, y aprendemos a lidiar con ellas en el momento oportuno sin suprimirlas. Un estudio realizado por especialistas de la Universidad de Berkeley en 2018 comprobó que, al contrario de lo que se podría intuir, aceptar las emociones negativas y sentirlas, tiene efectos beneficiosos para nuestra salud mental. “Descubrimos que la gente que de forma habitual acepta sus emociones negativas, experimenta menos sentimientos de este tipo”,  explicó Iris Mauss, profesora de psicología y directora del Laboratorio de Regulación de Emociones en la Universidad de California, Berkeley. 

Instarnos a mantener una actitud alegre enfocándonos en el vaso medio lleno puede parecer una estrategia inocua. Sin embargo, cuando la situación es realmente compleja o adversa y nos genera emociones que efectivamente son incómodas y dolorosas, la solución no es taparlas. La realidad es que no todo en la vida es positivo ni viene acompañado de buenas vibras. Y la mejor forma de superar un momento difícil, según los especialistas, es precisamente permitiéndonos sentirlo.