Hace más de cinco décadas se celebró el primer Día de la Tierra en Estados Unidos. Un movimiento que partió en California con la idea de generar conciencia en torno a la contaminación ambiental y marítima tras un derrame de petróleo en la costa de Santa Bárbara, hoy es un evento que moviliza a más de 1.000 millones de personas a nivel global. 

Si bien esta conmemoración comenzó como una iniciativa dirigida a jóvenes universitarios, hoy se trata de una celebración amplia que convoca a todos. El lema de este año es Invertir en nuestro planeta y, según el sitio web oficial del Earth Day 2023, “la acción climática es el mejor camino hacia una economía fuerte”. Sin embargo, nuestro país, en los últimos años, se ha desviado enormemente de esa ruta.

En mayo de 2022, Chile fue el primer país de Latinoamérica en alcanzar el sobregiro ecológico. Por tercer año consecutivo, nuestra huella ecológica —o demanda por recursos naturales— superó la biocapacidad de nuestro territorio. En otras palabras, los recursos naturales que necesitamos para sostener nuestra economía y el funcionamiento de nuestro país durante un año, superan la capacidad regenerativa del suelo y la biodiversidad en dicho periodo. De acuerdo con lo que explica World Wildlife Fund, esta situación se produce porque nuestra demanda como sociedad por recursos naturales ha crecido y nos hemos vuelto cada vez más eficientes para explotarlos. El tema es que cuando un área se explota más allá de su biocapacidad o la capacidad de producir y absorber desechos, significa que estamos haciendo un uso no sostenible de ella. 

Las consecuencias y efectos de estas conductas no las veremos hoy. Probablemente, tampoco las veremos en los próximos años porque, a diferencia de lo que ocurre con otros tipos de deudas, la tierra no vendrá a dejarnos una cuenta. Al menos no todavía. Pero, eventualmente, si estas dinámicas persisten, los ecosistemas comenzarán a colapsar. Y como un castillo de cartas, basta con que uno se dañe para que comiencen a caer todos los demás.

Hoy celebramos el Día de la Tierra, pero también se acerca la fecha límite en la que históricamente nos hemos atribuido un récord negativo. Pronto sabremos si, nuevamente, las y los chilenos somos los primeros en la lista de deudores con el planeta.