Valentina Muñoz

 Valentina Muñoz, programadora chilena

 Valentina Muñoz, programadora chilena

No todo el mundo tiene la suerte de decir que pudo encontrar su pasión a los 12 años. Pero la activista y programadora chilena, Valentina Muñoz (19), se dio cuenta en ese período de su vida que la tecnología era lo suyo y se inscribió en el taller de robótica del Liceo Carmela Carvajal. Y le fue bien. Con su equipo se convirtieron en el primer grupo femenino en pasar a la competencia internacional First LEGO League, para jóvenes entre 10 y 16 años. “Ese taller fue un plus, porque ahí empecé a tener las primeras nociones de lo que es la programación, aunque era bien básico. Cuando me di cuenta de que me gustaba todo esto, empecé a buscar cosas por fuera. Quería aprender a toda costa. Recuerdo que a los 14 años fui de oyente a los cursos de Programación de la Universidad de Chile y ahí ya me lancé”, cuenta la joven que actualmente estudia Ingeniería Civil Informática en la Universidad Técnica Federico Santa María.

Valentina es fundadora de la Asociación de Mujeres Jóvenes por las Ideas, una organización que partió con la idea de generar conocimiento entre compañeras, pero que amplió sus horizontes y ahora busca empoderar a niños, niñas y adolescentes para que ingresen al mundo STEM. Su incidencia pública, sin embargo, no ha quedado solo en eso. A sus 18 años recién cumplidos, fue convocada a participar en la construcción de la Primera Política de Inteligencia Artificial en Chile, elaborada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovación y Conocimiento. Y eso no es todo: hace dos meses fue nombrada como una de los cuatro defensores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible por el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres. Una instancia que -cuenta- la tiene emocionada porque se trabajarán temas asociados a la acción climática, la reducción de la brecha digital, la igualdad de género y la promoción de los derechos del niño.

 

En 2018 fundaste la Asociación de Mujeres Jóvenes por las Ideas (AMUJI Chile). ¿Desde dónde surge esta iniciativa?

Siempre he sido muy inquieta, pero cuando fue el marzo feminista, decidí movilizarme y hacer algo. Al principio la idea era hacer una organización dentro del colegio que juntara a las niñas que estaban interesadas en ciencia y tecnología para que nos educáramos entre nosotras, pero después fue creciendo y empezamos a generar alianzas que nos permitieron transformarnos en lo que somos hoy: una organización que busca empoderar a niñas y adolescentes y potenciar colectivamente su ingreso al mundo STEM, como una forma de retener esos talentos durante la etapa escolar. Desarrollamos talleres, charlas y cursos gratuitos y también incorporamos sus voces en las políticas públicas relacionadas con tecnología. 

 

Como adolescente te has involucrado en el mundo STEM, desde que fuiste con tu equipo a la competencia internacional First LEGO League. ¿Qué diagnóstico haces sobre la inclusión de las niñas y adolescentes en el mundo de la tecnología? 

Todavía existe una brecha de género súper potente. En Chile, estadísticamente, esa discriminación parte en cuatro básico, entonces desde ahí hay que trabajar. Lo que he visto es que la mayoría de las iniciativas feministas, hasta solo hace unos años, se centraban en mujeres adultas: en carreras tecnológicas, en cupos de trabajos científico-tecnológicos, en reducir la brecha en cargos de alta dirección. Siempre estábamos llegando tarde, porque hay que partir de la base de ese problema. 

 

Como líder has sido nombrada embajadora de organizaciones como UNICEF, ONU Mujeres y la Defensoría de la Niñez. Además, en septiembre, fuiste nombrada como una de los cuatro defensores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. ¿Qué significan esos reconocimientos para ti? 

Es un poco abrumador. El activismo nace desde el amor, la rabia, el miedo, el sentir; no por reconocimiento. Pero cuando se han dado estas instancias, me reconfortan, porque me hacen pensar que lo estoy haciendo bien. Creo que lo que más me gusta es la visibilización que entregan para el movimiento feminista y de los derechos digitales. En algunas de esas instancias me ha tocado ser o la más chica o la única mujer o la única latinoamericana, y eso dice mucho más allá de lo que yo soy, sino que hablan de lo que represento. Le dan voz al movimiento y dan cuenta de la importancia de que las niñas participemos políticamente.

 

Hace solo unos meses, participaste en la construcción de la Primera Política de Inteligencia Artificial en Chile. ¿Cómo evalúas que nuestro país esté empezando a trabajar en estos temas en el sector público? Es bacán que se estén generando políticas sobre tecnologías que, pueden parecer nuevas, pero que llevan décadas funcionando en el resto del mundo. Al respecto, Chile está siendo pionero en Latinoamérica. Algo que destaco es que esta es la primera política en relación a ciencia y tecnología que dice textualmente que busca proteger, defender y reconocer los derechos de los niños, niñas y adolescentes. Eso es súper importante teniendo en cuenta que la inteligencia artificial es una de las tecnologías más sesgadas y con conceptos adultocéntricos. Me preocupa que estemos legislando tanto en torno a estas tecnologías y no en torno a derechos digitales. Tenemos que entender que en este país existe una gran brecha digital y que hay que dar acceso a la gente a tecnología. Creo que estamos saltándonos pasos. El primer punto es aplanar la cancha y, cuando todos estemos dentro del cyber espacio, hay que seguir con estas políticas que abordan las nuevas tecnologías, porque nos estamos enfocando en el futuro, pero dejando atrás a las personas que no están conectadas.